Sonia es una joven de 30 años que, tras perder su trabajo, no puede hacer frente al pago de la hipoteca, por lo que es desahuciada. Sin techo y con una hija de 10 años, se ve obligada a regresar a casa de sus padres. La crisis, la frustración y el sentimiento de fracaso hacen que la vida familiar esté llena de tensiones. La situación llegará al límite cuando el banco le siga reclamando a Sonia buena parte de la deuda, amenazándola con proceder al embargo del piso de sus padres si no la paga, ya que éstos avalaron la hipoteca.